domingo, 4 de julio de 2010
Oracion al Negro Felipe
Escucha mi voz, gran hermano nuestro, bondad de bondades, Negro Felipe, cuya luz esta con las potestades celestiales, alma ejemplar de valentía inconmensurable, que has recibido la gracia de Dios Todopoderoso. Hermano Negro Felipe, que siempre has ayudado a todos los seres humanos, sin distingos, a enfermos y vencidos, en esta hora especial de necesidad y tristezas, ruego a tu valiosa alma me otorgues el poder de que el mal que mis enemigos me hicieran sea disipado como el polvo en el viento, y nunca más deba sufrir maldades. Protégeme contra todo mal, oh bondadoso Felipe, ruego a Dios. Que así sea. Amén.
Oracion a Nicanor Ochoa para dominio
PONER UNA VELA AL LADO DE UN VASO CON AGUARDIENTE DE CAÑA. TOMAR CON LA MANO DERECHA UN TABACO E INVOCARLO ASI: EN EL NOMBRE DE DIOS SEÑOR TODO PODEROSO, OFREZCO ESTE TABACO AL HERMANO NICANOR OCHOA, CON EL PERMISO DEL CREADOR UNIVERSAL Y DE TODOS LOS GRADES ESPIRITUS DE LUZ, INVOCO AL HERMANO NICANOR OCHOA EL BRUJO QUE MATA Y CURA EN 24 HORAS. OFREZCO Y ENCOMIENDO LOS HUMOS DE ESTE TABACO POR MI PROTECCION Y MI SUERTE Y PARA VENCER TODOS LOS OBSTACULOS QUE SE PRESENTEN EN MI CAMINO. AMEN SI SE VA A INVOCAR PARA AMANSAR A ALQUIEN SE CONTINUARA DE ESTA FORMA LA ORACION: …Y LE ABRAS LOS CAMINOS Y AMANSES A ---- PARA QUE VENGA A MI MANSO HUMILDE Y AMOROSO. QUE NADA NI NADIE PUEDA INTERPONERSE ENTRE ---- Y YO, QUE ME LLAMO ----. ASI SEA. SE REZA UN PADRE NUESTRO. AMEN
Oracion a Maria Lionza
Tu culto es gloria, tu nombre es divino. Tu amor es antorcha que alumbra el camino. De tu conciencia derrama tu luz de fe, de esperanza al divino niño Jesús.
Reina María lienza, por tu poder por los siete espíritus que te acompañan, no dejen que las estrellas me maldigan, no que del cielo borre la ilusión, ni que Satanás ni los brujos me destruyan este pobre corazón. Te suplico en compañía del espíritu del Monarca Hogùn Balandò, de los espíritus: candelo, Cèpide de gedè Limbo, Saúl Lemba, Porque yo si ti no tengo ni consuelo, ni gloria tiene el cielo, ni vive él corazón. Y así de qué me sirve vivir en este mundo sin brújula, sin remo ni timón.
Reina María lienza, por tu poder por los siete espíritus que te acompañan, no dejen que las estrellas me maldigan, no que del cielo borre la ilusión, ni que Satanás ni los brujos me destruyan este pobre corazón. Te suplico en compañía del espíritu del Monarca Hogùn Balandò, de los espíritus: candelo, Cèpide de gedè Limbo, Saúl Lemba, Porque yo si ti no tengo ni consuelo, ni gloria tiene el cielo, ni vive él corazón. Y así de qué me sirve vivir en este mundo sin brújula, sin remo ni timón.
Nicanor Ochoa
Don Nicanor Ochoa pinto
Don José Nicanor de las Mercedes Ochoa Pinto Morillo nació el 19 de febrero de 1868 en Miranda, y murió el 17 de mayo de 1957, a los 89 años de edad.
Es conocido como el poderoso Brujo que cura (y mata) las 24 horas (no en 24 horas como dicen por ahí).
Era un hombre muy elegante y mujeriego, tuvo siete esposas e innumerables hijos.
Uno de sus trucos favoritos era hacer brotar de la nada una serpiente, que inmediatamente abandonaba, mientras la gente se entretenía matándola, él se marchaba sin importarle el incidente.
Dicen los lugareños que Don Nicanor se tumbaba al piso (se acostaba), le entregaba un garrote a las personas y les pedía que lo golpeasen, él se reía, y nadie jamás le pudo propinar un sólo golpe, él se movía muy rápido en el suelo.
No fumaba tabaco, pero si cigarrillos especialmente “Capitolio” y “Continental”, le encantaba tomar café amargo sin azúcar, y era feliz regalándole a todas las mujeres caramelos de coco.
Este poderoso ser se presenta como JOSÉ NICANOR OCHOA PINTO MORILLO, Brujo de Nirgua que cura y mata las 24 horas del día, siempre nombra mucho a la Virgencita del Carmen.
Cada vez que se presenta canta esta canción: Virgen del Carmen patrona de Nirgua, Virgen del Carmen patrona de Nirgua, soy José Nicanor que viene a curar (y a matar).
Al respecto, siempre ha pedido que alguien le componga una canción completa con sus dichos. Situación que continúa vigente.
Don Nicanor murió un día lunes a causa de un infarto. Cuenta unos de sus hijos (que aún vive) de nombre SIMÓN OCHOA que el día anterior a su muerte Don Nicanor tuvo una discusión con un lugareño de Montalbán por una Pelea de Gallos (una de sus aficiones), él poseía un gallo llamado Mantequilla que mataba en sólo dos (2) minutos a cualquier gallo oponente.
Debido a la fama del gallo, un día una persona que había apostado dinero, desistió de la apuesta, tal fue la molestia causada por el retiro de la apuesta que Don Nicanor se retiró diciendo: "NUNCA MÁS VOLVERÉ A PISAR ESTA GALLERA, NI A JUGAR GALLOS”, según Simón producto de este malestar su padre amanece el día lunes muy mal y en la tarde muere.
Don Nicanor es la Luz más elevada de la CORTE YERBATERA O CHAMARRERA, a la cual pertenecen otros seres de luz como EMILIANO DE LA HUERTA, y un gran amigo de nombre FRANCISCO CEBALLOS el cual nombra frecuentemente, al igual que a su compadre por sacramento Don APOLINAR CAMPOS que muere el 23 de marzo del año 1963, y está enterrado al lado de Blanca Campos en el cementerio de Nirgua.
Don Nicanor tuvo una esposa legal llamada MARIA EUFEMIA, y seis amantes más: MARIA ANTONIA, MARIA EUSTAKI, MARIA SURFELIA, SARA MARIA y otras que curiosamente todas tenían como nombre María.
Cada una vivía por separado y a todas atendía como hombre, igualmente con todas tuvo hijos.
Alguno de sus hijos son: Aristóbulo (muerto), Simón (trabaja en el correo de Nirgua) y Nicanor (Nono como le dicen y es evangélico cristiano).
La madre de Don Nicanor se llamaba MARIA ANTONIA FRANCISCA, su padre era ABDÓN OCHOA.
Don Nicanor tiene una hermana que se llama JESUSITA OCHOA, tuvo un hermano de nombre NICOMEDES OCHOA, quien se encargó de Criar a ANA CARMONA y a CRISTINA CARMONA. Nicomedes ya ha muerto, y las dos niñas Carmona están vivas en Caracas.
Su refrán preferido al ver a una persona que tenia tiempo sin ver era: "AVE DE MAR POR TIERRA... URRACA SEGURA"
Como dato curioso indicamos que El General LUCAS RINCÓN ROMERO, como todos sabemos fue quién dio la noticia que Chávez había renunciado, fue el que construyó de su propio peculio el mausoleo de Don Nicanor.
Algo misterioso es que dentro de ese mausoleo está enterrado además de Don Nicanor, un angelito (suponemos que es un niño) de quien nadie sabe ningún detalle de él.
Don Nicanor en las fiestas solía sacar pañuelos de su boca, que regalaba a todas las mujeres presentes.
Culto a los caciques de Venezuela 2
CATIA
El cacique Catia ejercía su mando en el territorio ubicado desde la fila que ocupaban los mariches, siguiendo toda la serranía que circunda a Caracas, hasta el litoral. Le gustaba enseñar a los jóvenes guerreros y entre sus alumnos estaba el inmortal cacique Tiuna. Supo ganarse la amistad de numerosos caciques y jefes de tribus. Fueron sus aliados, entre otros, Guaicaipuro, Mamacuri, Guaicamacuto, Naiguatá, Chacao, Baruta y Prepocunate, con cuya colaboración obtuvo significativas victorias. Derrotó a las huestes de Garci González en el valle de Los Guayabos. Era gran estratega, fue piache, con grandes conocimientos de hechicería, magia y artes curativas.
Cuando murió Guaicaipuro, quiso recomenzar sus proyectos para enfrentar al enemigo y se entrevistó con sus caciques amigos, pero cansados de combatir, desmoralizados por la muerte de Guaicaipuro y después de la batalla de Maracapana, ninguno de ellos quiso volver a los enfrentamientos aborígenes.
Muere en Los Teques, en 1568, luchando contra las tropas de Diego de Losada.
CAYAURIMA
Cacique cumanagoto de formidables atributos para la lucha, logró que numerosas tribus vecinas e incluso lejanas se unieran a la suya en la contienda a muerte contra el invasor.
En 1520, hace frente a los españoles asentados en Nueva Andalucía, hoy Cumaná. En una de esas batallas dan muerte al gobernador, capitán Diego Fernández de Zerpa, primer mandatario español en esa población.
Cayaurima se caracterizó por su cojera, producto de una estocada de lanza recibida en combate. Cae muerto en una celada que los españoles le tendieron, cuando merodeaba un campamento castellano.
CHACAO
Chacao, llamado el Hércules americano, de raza caribe, gobernaba justamente en la región caraqueña que hoy lleva su nombre, pero su dominio iba mucho más allá, acercándose a Los Teques. Su aspecto físico era impresionante, era de gran tamaño, tenía audacia y una capacidad muy especial para preparar ataques tipo comando.
Su cacicazgo lo ejercía con sentido democrático y no se recuerda ninguna injusticia cometida contra su gente. Era respetuoso de las normas y de las tradiciones que regían a su pueblo, inclinándose fuertemente por la ayuda a los más débiles, especialmente niños y mujeres.
Su territorio lo defendió con tesón y empuje. Se alió con Guaicaipuro y participó en la coalición de jefes que durante siete años mantuvieron el control sobre todo el valle de los Caracas y la región montañosa de los indios Teques. En 1567 el indio Chacao se enfrenta a Juan de Gámez, oficial de Diego de Losada, quien lo reduce a prisión. Al saber Losada que el bravo Chacao es su prisionero, decide dialogar con él y recobró su libertad. En 1568 renueva su alianza con Guaicaipuro y con sus hombres acude al sitio de Maracapana, serranía adyacente a Caracas.
Conocida su inclinación a ayudar a los débiles, especialmente a los niños y mujeres, se le hace saber que un capitán llamado Catario había secuestrado a dos indiecitos y que los tenía esclavizados, juró rescatarlos y devolverlos sanos y salvos a su familia. Chacao fue a rescatar a los niños, entró con gran destreza al campamento español y los liberó. Los hombres de Chacao observaron que su jefe estaba gravemente herido, fue atendido de inmediato por su piache, pero ya no había nada que hacer, el cacique había perdido mucha sangre. Su muerte causó un profundo dolor en su pueblo
CHICURAMAY -CAICURIAN
Chicuramay fue uno de los veintitrés caciques que fueron condenados a muerte después de la desaparición de Guaicaipuro, por una cruel decisión de la Alcaldía de Caracas, que deseaba alcanzar rápidamente la pacificación del valle. El alcalde los hizo aprisionar, los juzgó sin pruebas y los condenó a muerte. Chicuramay era un cacique muy joven, valiente y amado por su gente, lo que motivó que uno de sus guerreros, el bravo Cuaicurián, se presentara a los jueces, que eran Pedro Ponce de León y Martín Fernández de Antequera y les afirmara que estaban en un error y que el verdadero cacique Chicuramay era él. Sorprendidos los dos funcionarios por la aseveración, procedieron a interrogarlo y quedaron convencidos, ya que Cuaicurián era un joven fuerte con dotes de mando y con conocimientos de las operaciones de su tribu.
Cuando Chicuramay recibió la noticia de que estaba en libertad, no imaginó nunca la dolorosa razón que la causaba.
Cuaicurián fue torturado por indios mercenarios, al igual que los otros 22 caciques, y al despuntar el alba fue salvajemente asesinado. Era el año 1569. Chicuramay tembló de ira al saber toda la verdad y buscó venganza. Averiguó que el asesino había sido un hombre de apellido Portolés, que trabajaba como asistente de Fernández de Antequera y le quitó la vida.
MARA
Este cacique de trato firme y autoritario, asumía toda la figura autocrática de quien gobierna asistido por poderes sobrenaturales.
Fue caudillo de una vasta región occidental que se extendía desde las orillas del lago conocido como Maracaibo y el río Magdalena, en el límite con lo que hoy día es Cartagena. Los fieros indios motilones conocieron las incursiones de este cacique que consiguió someter a muchas tribus de la región, con las cuales hizo frente al invasor. Perfecto conocedor de la geografía guajira, Mara consiguió ejercer una prolongada resistencia al invasor español.
NAIGUATA
Naiguatá, cacique de la familia caribe, ejercía su dominio a lo largo de una extensa zona costera que partía del río Anare, en los predios del Cacique Guaicamacuto, hasta las costas anzoatiguenses de lo que hoy se conoce como Puerto La Cruz.
Naiguatá, tenia como huéspedes a los soldados de Rodríguez Suárez y uno de ellos, queriendo lucir sus dotes de cazador, hirió de muerte a una gaviota, hecho que encolerizó a Naiquatá, exigiendo la ejecución del agresor y no consiguiendo tal solicitud con Rodríguez Suárez, tomó por asalto el campamento de los soldados y sometió a sentencia al inculpado. Al momento de dar muerte al reo, una bandada de gaviotas hizo acto de presencia Naiguatá interpretó como el perdón de las aves hacia el agresor y lo soltó.
Naiguatá vivió muchos años y pudo conocer muchos de los cambios culturales que impuso el colonizador.
Muere luchando contra un capitán español, que lo captura malherido y lo deja sumirse en su agonía, tratando de negociarle un trato de libertad a cambio de su riqueza. A la muerte de Mara no le sucede ningún otro cacique de su talla, por lo que la región fue prácticamente pacificada.
SOROCAIMA
Algunos historiadores afirman que era guajiro o tequeño de clase guerrera y que llegó a la región de los indios Teques por problemas que tuvo en su propia tribu. Llegò a convertirse en hombre de confianza y uno de los lugartenientes del gran Guaicaipuro y a la muerte de éste, quedó como jefe guerrero bajo el mando de Conopoima
En 1570 participó en los ataques contra la recién fundada Santiago de León de Caracas, bajo el mando de Conopaima y Terepaima. En 1572, Garci González de Silva apresó a Sorocaima, Conopaima seguía resistiendo. Ante este hecho y deseoso de terminar la batalla rápidamente, González decide utilizar a Sorocaima como carnada y dice en alta voz, para que lo escuchen los otros guerreros, que el jefe indio perdería su mano derecha, que le sería amputada, a menos que se rindieran. En este último caso, se perdonaría la vida a todos. Es allí cuando el Jefe Sorocaima, le dice a los guerreros:
Ataquen con fuerza, mis valientes, que los españoles no tienen mucha gente.
Y luego, sin vacilar, estira el brazo para que le amputen la mano derecha, lo cual fue llevado a cabo por oficiales al servicio de Garci González. Sorocaima, en un gesto que reflejaba por igual el valor y la grandeza de su raza, tomó con su izquierda la derecha y, levantándola la ondeó en señal de triunfo. Luego, avanzó hacia sus hombres. Garci González había ordenado su libertad. Sin embargo, al dar la espalda al enemigo uno de los soldados le disparó a traición, quitándole la vida.
TEREPAIMA
Terepaima, cacique de araucos y meregotos, dueño del territorio que limitaba con los Teques, era tenaz como guerrero, ágil y preciso en las conquistas, alcanzó éxito en las batallas contra Rodríguez Suárez. Su dominio alcanzaba el Tuy, San Pedro, Mariches, hasta el territorio que hoy ocupan los estados Miranda, Aragua, parte de Carabobo, Cojedes y parte de Lara.
Terepaima, sabiendo que el español Rodríguez Suárez lo tenía sentenciado a muerte, reunió los indios Paracotos y en un feroz ataque contra los españoles, extinguió la vida de Rodríguez Suárez.
La victoria y el hecho de que Terepaima fuera el que diera muerte a Rodríguez, le creó una aureola de leyenda. Hasta ese momento, había actuado como jefe sin que los piaches de su tribu aprobaran su ascenso a la categoría de cacique. El triunfo de Terepaima sobre el español que mató a Yoraco, le dio argumentos para adquirir el liderazgo que ambicionaba.
La historia de este hombre demuestra que no sólo fue hábil como guerrero, sino que también tenía dotes para la política y para la diplomacia. De hecho, en 1559 negocia con Francisco Fajardo permitiéndole paso por su territorio después de habérselo negado. En 1561 vence a Luis Narváez, que había penetrado en su territorio con propósitos belicosos. Losada se enfrentó con Terepaima en el 67 y no pudo someterlo.
Fue Garci González de Silva quien logró establecer la paz con él, pero el indio muy pronto volvió a la guerra, a defender lo que creía que era suyo y en una cruenta pelea encontró la muerte a mediados de la década del 70.
TIUNA
Intrépido guerrero, nacido en la tribu de los Caracas, creció bajo la tutela del Cacique Catia y se caracterizó por su rigidez y valentía. Su poder lo ejercía en el valle de Los Guayabos, territorio que hoy día es conocido con el nombre de Catia La Mar.
Su dominio se extendió a través de las montañas, limitando con Filas de Mariches y los Valles del Tuy, incluyendo parte del valle de Caracas. Uno de sus hombres de confianza era el guerrero Aramaipuro, conocido como "ponzoña de abeja". Entre sus éxitos se recuerda el de Villa del Collado, hoy Caraballeda, así como el de Cayapa, donde derrota al legendario y cruel Rodríguez Carpio. En 1568 Tiuna reunió casi cuatro mil hombres, unido a los caciques Guaicamacuto y Aricabuto, para dar una pelea decisiva en Maracapana, sabana cercana a Caracas. Para destruir al invasor, estaban los caciques Naiguatá, Uripatá, Anarigua, Mamacuri, Querequemare, Prepocunate, Araguaire, Guarauguta, con siete mil guerreros; Aricabuto y Aramaipuro representaron a la nación mariche al mando de tres mil flecheros.
El gran cacique Guaicaipuro, que debía acudir con dos mil guerreros, no llego al sitio a causa del mal tiempo. Algunos caciques se retiraron, pero otros, motivados a la lucha por el cacique Tiuna decidieron combatir, Losada los enfrentó. La batalla fue desastrosa, los caciques decidieron retirarse.
Tiempo después, Tiuna se dedicó a hostigar implacablemente a todo conquistador. Los exasperados españoles pusieron precio a su cabeza. Y, según algún cronista, un indio traidor, lo atacó con una flecha causándole la muerte.
YARACUY
Hijo del cacique Chilúa y nieto del indómito Yare, comandaba un imperio de más de 500 poblaciones indígenas, conocida como Guadabacoa.
En el momento del Descubrimiento, el inmenso imperio central estaba integrado por otras tribus, tales como, tarananas, yaritagua, acharigua, torondoyes, y zararas.
Otras tribus, entre ellas los macaures y los caripes se aliaron con los españoles para hacerle frente a
Yaracuy.
El conquistador Diego García de Paredes, junto con el capitán Juan de Vargas, intentaron tomar tierra firme e instalarse en el bastión de El Tocuyo, pero Yaracuy los venció en la batalla de Cuyucutúa, en 1552.
Luego es capturado y condenado a muerte, pero consigue desarmar y poner fuera de combate a varios soldados y al fin sucumbió bajo el fuego de los arcabuces.
YORACO
Yoraco en la etimología indígena chama significa zorro o diablo. Este indio nació en el valle de Tácata, siendo aún muy joven, visitó a sus parientes quiriquires ubicados en la costa de lo que hoy se conoce como estado Sucre, en Cariaco.
Allí vio las naves españolas llegando a las playas y descargando productos por hombres de una piel pálida, con armas que nunca antes había imaginado, supo entonces, que su tierra ya no era suya y sintió un deseo obsesivo de luchar para reconquistar sus tierras y la dignidad de su pueblo.
Yoraco comenzó a formarse para el liderazgo. Volvió a Tácata y allí fue protegido y educado por los piaches.
Combatió ferozmente al agresor español. Su objetivo era expulsar a los invasores. Creció su fama de hombre valiente, amparado por el poder sobrenatural que le dieron los piaches. Se supo que tenía un amuleto, especialmente ensalmado para él, que lo protegía de todos los males y peligros.
Los españoles enviaron al capitán Juan Rodríguez Suárez para vencerlo, partió con 200 hombres bien armados y un pelotón de caballería. Yoraco lo esperó en su territorio, la batalla fue dura, sin reglas, sin descanso. Un día ganaba Yoraco y el otro le tocaba la victoria a Rodríguez. Cuando llevaban varios días de enfrentamiento, decidieron los dos líderes resolver la contienda ellos mismos.
La pelea comenzó una mañana de 1561, la lucha fue agotadora hasta que decidieron estrecharse las manos en señal de mutuo respeto y admiración, y luego cada bando se retiró a su respectivo cuartel.
Yoraco, enfrentó nuevamente a Rodríguez Suárez y en el combate murió atravesado por la lanza de un soldado ibérico.
Culto a los caciques de Venezuela
Las tribus indígenas, sostuvieron una tenaz lucha contra el invasor español, donde el conocimiento de materiales bélicos de la época jugo papel importante en el exterminio de los grupos aborígenes.
Los caribes, al igual que otras tribus, mostraron una resistencia implacable contra quienes buscaban someterlos en su propia tierra. Los caballos, perros amaestrados, arcabuces, fuerte vestidura y una gran experiencia en el arte de la guerra no lograron extinguir el grito de libertad que retumbaba en las montañas venezolanas, con flechas y lanzas combatieron con tenacidad regando los campos de batalla con su sangre americana.
Esta lucha encarnizada duró varios años de enfrentamientos; hubo episodios de heroísmo, destacando el ímpetu y gallardía de valientes caciques como: Guaicaipuro, Baruta, Chacao, Tamanaco, entre otros.
Paramaiboa
fue un cacique caribe que dominaba la región guayanesa. Fue el sucesor del Cacique Yavire.
Su adversario fue un capitán español llamado Gonzalo de Ocampo, quien actuando con extrema crueldad quiso dar un escarmiento definitivo a los caribes, para lo cual apresó y ahorcó a varios renombrados caciques, enviando a otros como esclavos a Santo Domingo. Paramaiboa en el norte de oriente y Pariaguán en el sur, seguirían fíeles al juramento que le hicieran a Yavire. Unen sus fuerzas y presentan batalla en Guanta (Anzoátegui) siendo derrotados por el militar español.
Nuevamente ataca de nuevo a Ocampo, obligándole a retirarse hacia Nueva Andalucía (Cumaná). El cacique cobra venganza y somete a juicio militar a veinte soldados y cinco oficiales españoles, los condena a muerte y no los ejecuta gracias a la oportuna intervención de Fray Bartolomé de Las Casas, sacerdote defensor de los indios. El guerrero caribe escuchó los ruegos del padre de Las Casas, a pesar del odio que sentía por Ocampo.
En poco tiempo se enfrentó al nuevo jefe español, Alonso de Vera y Aragón, al que también derrotó. Cuando se marchó Vera, conocido en la historia con el apodo de «Tupí», regresó de nuevo Ocampo, pero esta vez traía la diplomacia como arma y un oficial de gran temple de apellido Monsalve. Sus primeras medidas fueron las de apresar a los indios y luego liberarlos, no sin antes entregarles regalos. Paramaiboa dio la orden de regresar los regalos y de advertir al invasor que debía abandonar sus predios. Ocampo colgó a los emisarios y esto dio inicio a una nueva guerra. Acorraló entonces a Paramaiboa y Pariaguán en el sitio denominado La Zapoara, hoy El Chaparro (Anzoátegui), pero fue vencido por Pariaguán, aunque en la batalla muere valerosamente el cacique Paramaiboa.
Este cacique fue muy respetado y admirado por sus hombres. La noche de la batalla de La Zapoara, Pariaguán preparó su estrategia sigilosamente, con Paramaiboa, pero cuando comenzaron las acciones, él personalmente dirigió la batalla al frente de sus hombres, Paramaiboa lucha y muere en la batalla. Pocos españoles sobrevivieron. El capitán Monsalve, que dirigió a los españoles, no pudo soportar la derrota y se suicidó.
Luego de la batalla, Pariaguán dirigió las exequias de su amigo Paramaiboa.
Obtenido de "http://venciclopedia.com/index.php?title=Cacique_Paramaiboa"
ARAMAIPURO
Este cacique fue uno de los jefes de los temibles mariches. Formó parte de la coalición de caciques que se enfrentó a Losada en Maracapana. Bajo su mando actuaron los caciques Chacao y Baruta, y como una especie de jefe de estado mayor participó el cacique Aricabuto.
Según Oviedo y Baños, Aramaipuro se presentó con un ejército integrado por tres mil flecheros. Fue la más grande concentración indígena en un batalla concebida para destruir al invasor. La estrategia fue tan bien planeada que Diego de Losada sólo se enteró del peligro cuando ya la mayor parte de las tribus se había reunido.
Aramaipuro y sus hombres esperaron a Guaicaipuro, pero al no llegar éste tomaron la decisión de retirarse sin presentar batalla. Sólo Tiuna y sus bravos se quedaron, pelearon y murieron.
Aramaipuro siguió peleando muchos años y ya viejo se retiró con sus hombres hacia la costa oriental, en donde se enfrentó a Sir Walter Raleigh, que en 1595 asaltó Cumaná, donde murió. Los piratas atraparon a su hija Urimare que fue destinada como trofeo de guerra para Raleigh, pero la agilidad y coraje de la muchacha la ayudaron a fugarse del bergantín inglés, ganando a nado la costa, pero al llegar a la playa los españoles la hicieron prisionera. Varios meses estuvo Urimare esclavizada por los íberos, hasta que un día, ante el intento de violación de uno de los soldados, Urimare lo hiere mortalmente y huye. Llega a las tierras de Guaicamacuto. El viejo cacique la hace su hija adoptiva. Cuenta la leyenda que Urimare, la hija del gran Aramaipuro, consiguió que la tribu de su padre la obedeciera y se convirtió en la primera mujer en gobernar en este territorio. Al principio, combatió a los españoles, pero aconsejada por su padre adoptivo decide hacer la paz.
ARICHUNA
Arichuna pertenecía a la tribu de los jiraharas, ubicando su radio de acción en la región de lo que hoy es Lara y parte de Yaracuy. Se formó bajo las órdenes del cacique Queipa y a la muerte de éste, fue seleccionado para dirigir la tribu con el rango de cacique. Luchó al mismo tiempo contra los españoles y contra otra tribu enemiga dirigida por el cacique Guaratarí.
Fue el primer cacique que tuvo que ver con la Santa Inquisición, debido a su amistad con Juan Fernández, de origen morisco-portugués, quien fue acusado de herejía por el Tribunal Inquisidor y condenado a muerte. Arichuna, que había aceptado la paz, y que se dedicaba al comercio de especias con los españoles, no pudo creer que aquel hombre, de buenos sentimientos pudiera ser un hereje. Trata de interceder en su favor. El Gobernador Juan de Leiva no quiso tomar cartas en el asunto y Arichuna decide salvarle la vida a su amigo, ataca la prisión, en Valencia, y logra liberar a Juan Fernández. Este hecho ocurrió a finales de 1556. Pasado cierto tiempo, obtuvo el perdón, pero su agradecimiento por Arichuna fue tal que jamás abandonó la tribu.
Arichuna vivió muchos años comerciando con los españoles y éstos lo tuvieron siempre en alta estima.
BARUTA
Hijo de Guaicaipuro y de Urquía, Baruta recibe de manos de su madre el penacho con plumas rojas, que había usado su padre, al tiempo que le decía:
"Sean estas plumas rojas el símbolo de la sangre de tu padre y de tu pueblo derramadas por el invasor que viene a arrebatarnos nuestra tierra. Defiéndelas con honor."
Baruta no solo atacaba al enemigo, sino que con frecuencia establecía pactos y alianzas con otras tribus rebeldes y obtenía grandes victorias. Sin embargo, en un enfrentamiento contra los españoles es hecho prisionero y conducido ante Garci González de Silva, que para ese momento era el Regidor del Cabildo, y le explica el plan que tiene España para desarrollar la zona y darle mayor bienestar a sus pobladores. Le ofrece la libertad a cambio de la firma de un tratado de paz aceptado por el cacique.
Baruta fue un gran jefe en la paz, gozó de la máxima consideración de los españoles, respetaron su autoridad y sus tradiciones, cooperaron con él, enseñándole nuevas técnicas ganaderas y de cultivos.
Al morir Baruta fue enterrado con su rito. Más tarde, en 1620, el Gobernador Francisco de La Hoz Berríos, constituyó en su honor, en el sitio donde vivió el cacique, una parroquia con el nombre de San Francisco de Paula de Baruta.
Oracion a las tres potencias
En el nombre del padre del hijos del espíritu santo, yo (decir el nombre).
pido permiso a mí dios padre todo poderoso creador del cielo y la tierra y a mí reina María leoncia, para conjurar este tabaco y despojar de todo fluido, malo y mala influencia elimine o voltee cualquier trabajo material o espíritu que me hallan hecho mal o estén haciendo .en el nombre de cualquier espíritu te pido reina Maria lionza, cacique Guaicaipuro, y negro Felipe, y José Nicanor Ochoa pintó y las 45 potencias norteamericanas, dé las 36 cortes inglesas, de las 7 potencias africanas, la corte celestial corte viquinga, la corte africana, corte india, corte chango, corte macumba corte negra, corte alemana corte chamarrera, corte encantadora, corte libertadora, don Juan del tabaco don Juan del espíritu de luz don Juan de la limpieza don Juan del despojo, don Juan del saque don Juan del turbamiento don Juan del retornado espíritu de la luz para que me saquen todo lo malo que hay en esta criatura de dios y ofrezco todos y ofrezco esto cuerpo humos y cenizas, ah Don Juan de los cuatro vientos para que se lleve al mas allá al padre eterno que todo puede y que todo lo vence, que sean tus manos y no las mías las que me limpien en el alma la mente el cuerpo y espíritu y me ayude vencer todos los Obstáculos todos lo enemigos así espero por gracia. OH, señor, dame protección por los siglos "amen"
El indio Guaicaipuro
Nacido en Caracas en 1530 y guerrero de confianza del gran Cacique Catuche, asume el cacicazgo a los 20 años de edad, cuando este cacique muere. Guaicaipuro gobernaba a los Caracas y los Teques, ejerciendo directo control sobre los seis caseríos que circundaban su cuartel general en Suruapo.
En 1560 el Gobernador Pablo Collado nombra a Juan Rodríguez Suárez, Teniente General de la Provincia de Caracas y le ordena pacificar a Guaicaipuro. Rodríguez se alía con el mestizo Francisco Fajardo y vence al Cacique de los Teques en las batallas de San Pedro y La Quebrada. Fajardo intenta fundar un caserío en lo que hoy es Catia. Sin embargo, ante un ataque ordenado por Guaicaipuro y ejecutado por Paramaconi, el recién fundado caserío (1560) es arrasado.
El año siguiente, en 1561, Juan Rodríguez Suárez refunda el caserío con el nombre de Villa de San Francisco, pero corre la misma suerte que el anterior. En enero de 1562, Guaicaipuro y Terepaima enfrentan y matan al Capitán Luis de Narváez. Guaicaipuro convoca entonces a una alianza estratégica de todos los caciques de la región, aceptan el pacto los jefes Baruta, Naiguatá, Chacao, Aramaipuro, Guaicamacuto, Paramaconi, Terepaima y Chicuramay. Durante años esta alianza se mostró triunfadora, pero Guaicaipuro perdió su oportunidad en Maracapana, en 1568, batalla clave en la que participaron todas las tribus aliadas.
Derrotados por el ejército conquistador en forma contundente, la coalición se disuelve y los jefes regresan a sus tierras. Guaicaipuro se refugió en Suruapo.
Ese mismo año ataca a Diego de Losada, esté ordena al Alcalde Francisco Infante que ataque a Guaicaipuro en el propio sitio de Suruapo, Infante buscó indios pacificados y fieles a España que conocían el modo de llegar a la vivienda del cacique. En Suruapo penetraron hacia el caney del jefe indio, Guaicaipuro tomó la espada y dio muerte a los que lo atacaron. Se guareció luego en su choza, pero los españoles le prendieron fuego y conminado a rendirse el cacique no aceptó y prefirió morir atrapado por las llamas Caciques de Venezuela
Las tribus indígenas, sostuvieron una tenaz lucha contra el invasor español, donde el conocimiento de materiales bélicos de la época jugo papel importante en el exterminio de los grupos aborígenes.
Los caribes, al igual que otras tribus, mostraron una resistencia implacable contra quienes buscaban someterlos en su propia tierra. Los caballos, perros amaestrados, arcabuces, fuerte vestidura y una gran experiencia en el arte de la guerra no lograron extinguir el grito de libertad que retumbaba en las montañas venezolanas, con flechas y lanzas combatieron con tenacidad regando los campos de batalla con su sangre americana.
Esta lucha encarnizada duró varios años de enfrentamientos; hubo episodios de heroísmo, destacando el ímpetu y gallardía de valientes caciques como: Guaicaipuro, Baruta, Chacao, Tamanaco, entre otros.
ARAMAIPURO
Este cacique fue uno de los jefes de los temibles mariches. Formó parte de la coalición de caciques que se enfrentó a Losada en Maracapana. Bajo su mando actuaron los caciques Chacao y Baruta, y como una especie de jefe de estado mayor participó el cacique Aricabuto. Según Oviedo y Baños, Aramaipuro se presentó con un ejército integrado por tres mil flecheros. Fue la más grande concentración indígena en un batalla concebida para destruir al invasor. La estrategia fue tan bien planeada que Diego de Losada sólo se enteró del peligro cuando ya la mayor parte de las tribus se había reunido.
Aramaipuro y sus hombres esperaron a Guaicaipuro, pero al no llegar éste tomaron la decisión de retirarse sin presentar batalla. Sólo Tiuna y sus bravos se quedaron, pelearon y murieron.
Aramaipuro siguió peleando muchos años y ya viejo se retiró con sus hombres hacia la costa oriental, en donde se enfrentó a Sir Walter Raleigh, que en 1595 asaltó Cumaná, donde murió. Los piratas atraparon a su hija Urimare que fue destinada como trofeo de guerra para Raleigh, pero la agilidad y coraje de la muchacha la ayudaron a fugarse del bergantín inglés, ganando a nado la costa, pero al llegar a la playa los españoles la hicieron prisionera.
Varios meses estuvo Urimare esclavizada por los íberos, hasta que un día, ante el intento de violación de uno de los soldados, Urimare lo hiere mortalmente y huye. Llega a las tierras de Guaicamacuto. El viejo cacique la hace su hija adoptiva. Cuenta la leyenda que Urimare, la hija del gran Aramaipuro, consiguió que la tribu de su padre la obedeciera y se convirtió en la primera mujer en gobernar en este territorio. Al principio, combatió a los españoles, pero aconsejada por su padre adoptivo decide hacer la paz.
ARICHUN
Arichuna pertenecía a la tribu de los jiraharas, ubicando su radio de acción en la región de lo que hoy es Lara y parte de Yaracuy. Se formó bajo las órdenes del cacique Queipa y a la muerte de éste, fue seleccionado para dirigir la tribu con el rango de cacique. Luchó al mismo tiempo contra los españoles y contra otra tribu enemiga dirigida por el cacique Guaratarí.
Fue el primer cacique que tuvo que ver con la Santa Inquisición, debido a su amistad con Juan Fernández, de origen morisco-portugués, quien fue acusado de herejía por el Tribunal Inquisidor y condenado a muerte. Arichuna, que había aceptado la paz, y que se dedicaba al comercio de especias con los españoles, no pudo creer que aquel hombre, de buenos sentimientos pudiera ser un hereje. Trata de interceder en su favor. El Gobernador Juan de Leiva no quiso tomar cartas en el asunto y Arichuna decide salvarle la vida a su amigo, ataca la prisión, en Valencia, y logra liberar a Juan Fernández. Este hecho ocurrió a finales de 1556. Pasado cierto tiempo, obtuvo el perdón, pero su agradecimiento por Arichuna fue tal que jamás abandonó la tribu. Arichuna vivió muchos años comerciando con los españoles y éstos lo tuvieron siempre en alta estima.
BARUTA
Hijo de Guaicaipuro y de Urquía, Baruta recibe de manos de su madre el penacho con plumas rojas, que había usado su padre, al tiempo que le decía: "Sean estas plumas rojas el símbolo de la sangre de tu padre y de tu pueblo derramadas por el invasor que viene a arrebatarnos nuestra tierra. Defiéndelas con honor."
Baruta no solo atacaba al enemigo, sino que con frecuencia establecía pactos y alianzas con otras tribus rebeldes y obtenía grandes victorias. Sin embargo, en un enfrentamiento contra los españoles es hecho prisionero y conducido ante Garci González de Silva, que para ese momento era el Regidor del Cabildo, y le explica el plan que tiene España para desarrollar la zona y darle mayor bienestar a sus pobladores. Le ofrece la libertad a cambio de la firma de un tratado de paz aceptado por el cacique.
Baruta fue un gran jefe en la paz, gozó de la máxima consideración de los españoles, respetaron su autoridad y sus tradiciones, cooperaron con él, enseñándole nuevas técnicas ganaderas y de cultivos. Al morir Baruta fue enterrado con su rito. Más tarde, en 1620, el Gobernador Francisco de La Hoz Berríos, constituyó en su honor, en el sitio donde vivió el cacique, una parroquia con el nombre de San Francisco de Paula de Baruta.
CATIA
El cacique Catia ejercía su mando en el territorio ubicado desde la fila que ocupaban los mariches, siguiendo toda la serranía que circunda a Caracas, hasta el litoral. Le gustaba enseñar a los jóvenes guerreros y entre sus alumnos estaba el inmortal cacique Tiuna. Supo ganarse la amistad de numerosos caciques y jefes de tribus. Fueron sus aliados, entre otros, Guaicaipuro, Mamacuri, Guaicamacuto, Naiguatá, Chacao, Baruta y Prepocunate, con cuya colaboración obtuvo significativas victorias. Derrotó a las huestes de Garci González en el valle de Los Guayabos. Era gran estratega, fue piache, con grandes conocimientos de hechicería, magia y artes curativas.
Cuando murió Guaicaipuro, quiso recomenzar sus proyectos para enfrentar al enemigo y se entrevistó con sus caciques amigos, pero cansados de combatir, desmoralizados por la muerte de Guaicaipuro y después de la batalla de Maracapana, ninguno de ellos quiso volver a los enfrentamientos aborígenes. Muere en Los Teques, en 1568, luchando contra las tropas de Diego de Losada.
CAYAURIMA
Cacique Cumanagoto de formidables atributos para la lucha, logró que numerosas tribus vecinas e incluso lejanas se unieran a la suya en la contienda a muerte contra el invasor. En 1520, hace frente a los españoles asentados en Nueva Andalucía, hoy Cumaná. En una de esas batallas dan muerte al gobernador, capitán Diego Fernández de Zerpa, primer mandatario español en esa población.Cayaurima se caracterizó por su cojera, producto de una estocada de lanza recibida en combate. Cae muerto en una celada que los españoles le tendieron, cuando merodeaba un campamento castellano. CHACAO
Chacao, llamado el Hércules americano, de raza caribe, gobernaba justamente en la región caraqueña que hoy lleva su nombre, pero su dominio iba mucho más allá, acercándose a Los Teques. Su aspecto físico era impresionante, era de gran tamaño, tenía audacia y una capacidad muy especial para preparar ataques tipo comando. Su cacicazgo lo ejercía con sentido democrático y no se recuerda ninguna injusticia cometida contra su gente. Era respetuoso de las normas y de las tradiciones que regían a su pueblo, inclinándose fuertemente por la ayuda a los más débiles, especialmente niños y mujeres. Su territorio lo defendió con tesón y empuje. Se alió con Guaicaipuro y participó en la coalición de jefes que durante siete años mantuvieron el control sobre todo el valle de los Caracas y la región montañosa de los indios Teques.
En 1567 el indio Chacao se enfrenta a Juan de Gámez, oficial de Diego de Losada, quien lo reduce a prisión. Al saber Losada que el bravo Chacao es su prisionero, decide dialogar con él y recobró su libertad. En 1568 renueva su alianza con Guaicaipuro y con sus hombres acude al sitio de Maracapana, serranía adyacente a Caracas.
Conocida su inclinación a ayudar a los débiles, especialmente a los niños y mujeres, se le hace saber que un capitán llamado Catario había secuestrado a dos indiecitos y que los tenía esclavizados, juró rescatarlos y devolverlos sanos y salvos a su familia. Chacao fue a rescatar a los niños, entró con gran destreza al campamento español y los liberó. Los hombres de Chacao observaron que su jefe estaba gravemente herido, fue atendido de inmediato por su piache, pero ya no había nada que hacer, el cacique había perdido mucha sangre. Su muerte causó un profundo dolor en su pueblo.
CHICURAMAY -CAICURIA
Chicuramay fue uno de los veintitrés caciques que fueron condenados a muerte después de la desaparición de Guaicaipuro, por una cruel decisión de la Alcaldía de Caracas, que deseaba alcanzar rápidamente la pacificación del valle. El alcalde los hizo aprisionar, los juzgó sin pruebas y los condenó a muerte. Chicuramay era un cacique muy joven, valiente y amado por su gente, lo que motivó que uno de sus guerreros, el bravo Cuaicurián, se presentara a los jueces, que eran Pedro Ponce de León y Martín Fernández de Antequera y les afirmara que estaban en un error y que el verdadero cacique Chicuramay era él. Sorprendidos los dos funcionarios por la aseveración, procedieron a interrogarlo y quedaron convencidos, ya que Cuaicurián era un joven fuerte con dotes de mando y con conocimientos de las operaciones de su tribu.
Cuando Chicuramay recibió la noticia de que estaba en libertad, no imaginó nunca la dolorosa razón que la causaba. Cuaicurián fue torturado por indios mercenarios, al igual que los otros 22 caciques, y al despuntar el alba fue salvajemente asesinado. Era el año 1569. Chicuramay tembló de ira al saber toda la verdad y buscó venganza. Averiguó que el asesino había sido un hombre de apellido Portolés, que trabajaba como asistente de Fernández de Antequera y le quitó la vida.
CONOPIMA
Hombre de confianza de Guaicaipuro, alcanza el cacicazgo después de la muerte de éste. Se cree que fue de origen caribe, procedente de lejanas tierras. Llegó a las proximidades de Los Teques y se radicó en El Peñón. Venció en muchas peleas al lado de Guaicaipuro y una de sus más sonadas victorias fue la de Las Adjuntas.
En enfrentamiento con Garci González de Silva, en el sitio de Los Carrizales, en 1572, donde al bravo Sorocaima le es amputada la mano, el cacique Conopaima decide buscar la paz con el invasor y se retira de la lucha. Más tarde se arrepiente de su determinación y vuelve a la lucha contra el enemigo. Una noche, estando con su esposa a orillas del río Macarao los españoles los emboscaron y les dispararon para matarlos. La mujer del cacique resultó herida. Conopaima la tomó en sus brazos y ya en la curiara decidió hundirse con ella para morir juntos, pero no fue necesario, un soldado acabó con la vida del cacique.
Las tres potencias
Cada uno de los caminos del estado Yaracuy llevan a Sorte la montaña divina, mágica, donde la reina mora y donde, en una milagrosa corte de trabajadores, ella signándolo todo con su belleza, su poder y su riqueza, es la máxima deidad indígena venezolana a la que debemos amor y fe, creencias y fidelidades que entregamos a cambio de protección para la fortuna, el amor y la vida.
En los poderosos amigos de la reina que viven bajo la tierra, debajo de las grandes rocas negras que vamos consiguiendo cuando vamos, por vía terrestre, a Yaritagua, después de Sabana de Parra. Su culto es una religión popular y se practica con mucha fe en pueblos y ciudades, barrios y caseríos de Venezuela donde, en todo sitio, hay fieles vasallos de la reina que lo esperan todo de ella, a cambio de fidelidad y amor.
María Lionza tiene toda una corte indígena que está atenta a sus deseos para realizarlos sin demora, siendo una de sus órdenes la posesión de los médium por parte de los espíritus que, dependiendo de su jerarquía, son invocados. Los espíritus aconsejan a los creyentes, curan sus enfermedades y realizan los múltiples trabajos o actividades que son necesarios para el imperio de la felicidad y del amor por los que han venido, a veces desde muy lejos, para entenderse con la reina o con cualquiera de las tres potencias.
Las tres potencias son la máxima representación del culto y unen a tres personas, dos de ellos personajes históricos y de carne y hueso y un tercero que es la misma reina o diosa María Lionza. Las tres potencias son María Lionza, Guaicaipuro y Pedro Camejo, el Negro Primero.
Guaicaipuro fue el líder esencial de la resistencia armada al español invasor cuya lucha demoró por muchos años la conquista del valle de Caracas. El Negro Primero o Pedro Camejo, ordenanza de Páez, quien muere en la batalla de Carabobo y una de las personalidades más definidas en el proceso emancipador venezolano pese a su origen muy humilde.
Los dos, en la dura contienda emancipadora, representan los estratos sociales más bajos del esquema social venezolano porque uno fue indio, principal de las más notorias tribus de Venezuela, y el otro hijo de esclavos marginado del proceso de educación y de bienestar. Camejo rompe con la esclavitud siendo soldado de la patria pero su color, inevitable tabla de medida de aquella casquivana sociedad española en la que vivíamos, le impedía cualquier desarrollo.
Las tres potencias son, en todo aspecto, un escudo múltiple de defensa y de esperanza que siempre están en capacidad de ayudarnos y de prestarnos su apoyo en los trances más dificultosos. Triple semblanza de poderes muy grandes que, nivelados por la fuerza de María Lionza son la base de muchas oraciones, creencias y actitudes de gente que siente la presencia del amor y de la suerte impulsadas por las potencias del estado Yaracuy.
El culto a Maria Lionza
Uno de las explicaciones más aceptadas es que el mito tiene sus orígenes en los grupos prehispánicos
caquetíos y Jirajaras, etnias que poblaron el occidente venezolano en lo que hoy corresponde a los estados Falcón, Lara, Yaracuy y Cojedes. El culto a las lagunas, a sus dueños y sus encantos, el uso de las cavernas como
lugares consagrados a los rituales y los que relacionan la inundación con el fin y resurgimiento del mundo indígena, son algunos de los elementos propios de los antiguos mitos y cultos indígenas.
La resistencia que tuvieron estas creencias presentes en la esencia religiosa de cultos y prácticas como María Lionza, no es extraña. Los testimonios de los cronistas de la época reflejan que los grupos étnicos mayoritarios al momento de la conquista fueron los caquetíos y los jirajaras. Barreto explica que en el censo levantado en 1776, en ocasión de la visita del Obispo Martí a estas zonas geográficas, las cifras de pobladores era la siguiente: Indios en el pueblo 800 Indios fuera del pueblo 500 Vecinos españoles en el pueblo 80 Vecinos españoles fuera del pueblo 685. El exceso en cantidad de población de los indígenas y la prohibición de uniones entre éstos y otros grupos étnicos, hizo posible que las creencias de los primeros se mantuvieran más puras. Luego, tras la estabilización de la conquista, se estrechan las relaciones entre los diferentes grupos raciales, dando origen al mestizaje. Esto favoreció que los indígenas transmitieran gran parte de su tradición cultural, la que a su vez, se mezclaría para dar origen entre muchos otros, al culto que hoy conocemos como María Lionza.
Tomando las palabras de Marcel Mauss, citado por Barreto, aunque personalmente difiero del concepto de religión dado al culto, el mito fue “sujeto a necesarias y nuevas interpretaciones que fue creando algo así como un mito de ese mito, configurándose como la religión de salvación colectiva que, en los años siguientes, se extiende a toda la geografía del país hasta llegar a ser hoy, la religión más popular de Venezuela, y que traspasando sus fronteras, ha penetrado en los países vecinos.
Del mito al culto
Mito y Culto están íntimamente relacionados. El culto de María Lionza parece ser producto de un proceso lento de acumulación que recoge rituales ancestrales indígenas, africanos y europeos; que se hacen sentir en las primeras décadas del siglo veinte y que dio origen a la deidad que hoy conocemos: la Reina María Lionza. En su composición interna, el culto obedece a una jerarquización a través de las denominadas cortes: la principal, integrada por la Reina María Lionza, el indio Guaicaipuro y el negro Felipe, en una perfecta trinidad sincrética. A ésta se subordinan las demás cortes, como la india, conformada por los diferentes caciques venezolanos; la médica donde está el Dr. José Gregorio Hernández, famoso medico nombrado “venerable” por el Vaticano y por quien se lucha desde hace años para su canonización, José María Vargas y Luis Razetti; la Vikinga; la africana, constituida por las siete deidades yorubas, Changó, Ochún, Eleguá, Yemayá, Adcitada; entre otras. Asimismo, los espíritus que conforman estas cortes se han sincretizado, al incorporar elementos de otras culturas. Reconocidos artistas, personajes populares, héroes legendarios como Simón Bolívar son parte de los espíritus con los cuales se puede conversar a través del “cajón” o médium en cualquier sesión espiritista.
El propósito del culto, es la cura física y espiritual de los practicantes y creyentes, además de un fin muy utilitario, como es solicitar prosperidad en los negocios, el trabajo, el amor y las relaciones sociales. El acceso al culto, ya sea como practicante o creyente, se desarrolla de acuerdo a un complejo ceremonial. Esto incluye la iniciación (desarrollo espiritual del banco o sacerdote), las coronaciones (bautismo), o la simple consulta. El tiempo que dure la iniciación va a depender de la capacidad de cada persona o de lo que en el argot del culto de le denomina “luces”, es decir, poder para comunicarse con el mundo de los muertos.
El centro principal de la práctica de este culto es el Monumento Natural María Lionza, conocido también como la Montaña de Sorte y Quibayo, decretado el 18 de marzo de 1960. Está ubicado en la población de Chivacoa, estado Yaracuy; dentro del Macizo de Nirgua. Existen otros lugares para la práctica del Culto como Agua Blanca, en el estado Portuguesa, “además de la gran cantidad de centros existentes en todo el país donde se atiende a una población de miles de personas, que se mueven desde cualquier parte del territorio nacional y también desde Colombia, las Antillas Holandesas, República Dominicana y Trinidad y Tobago” (Acosta y Guanipa).
Las curaciones se realizan tanto en centros urbanos como en los lugares naturales donde se enfoca el culto: Sorte, Quibayo o cualquier otro. Cuanto se trata de trasladarse hasta estos sitios, los pasos del preceremonial consisten en la preparación de la caravana, es decir, grupo de asistentes, organizada por el director del centro espiritual. Al llegar se elige el lugar en donde se realizará la ceremonia, el cual se purifica antes de proceder a la instalación del altar. La limpieza se realiza con pólvora, agua bendita, amoníaco, tabaco e incienso. A continuación se monta el altar con la iconografía de las diferentes cortes, las velas y las ofrendas, que incluyen comidas, bebidas espirituosas, flores, frutas, cigarros, etc. y se elaboran los oráculos magnéticos, especies de símbolos que se dibujan en el suelo y que tienen poderes especiales, conforme al caso o consulta. Terminado esto, se comienza la sesión (ceremonia) que consta de velaciones, consultas o coronaciones, según corresponda.
Al comenzar la ceremonia, hay toques de tambores y se entonan cantos y rezos con el fin de invocar a los espíritus. Al incorporarse (entrar en trance) el médium, se comienza con la sesión de consultas y curas. La comunicación entre el creyente y el espíritu se realiza a través del triángulo: creyente-oficiante (médium)-espíritu; el banco también sirve de enlace entre el creyente y el espíritu. Según las investigaciones de Acosta y Guanipa, este triángulo es guiado por la trilogía universal: padre, hijo y espíritu santo.
El culto de María Lionza se sustenta a través de la narración oral, que “le confiere a la vez continuidad y posibilidad de libre interpretación del mismo por parte de oficiantes y fieles” (Perera). Sin embargo, para que la tradición se sostenga se “mantienen algunos dogmas, aceptados por la casi totalidad de los creyentes que reconocen la existencia de un Dios Todopoderoso de donde dimana toda la fuerza sobrenatural de las divinidades”. El carácter de las prácticas no es incompatible con el catolicismo, inclusive la mayoría de los creyentes y practicantes, dicen ser católicos devotos. En este punto, es importante resaltar la presencia de divinidades católicas en los altares, como por ejemplo, el Sagrado Corazón de Jesús, Santa Bárbara, La Virgen del Cobre y la consecuente participación de los creyentes en ceremonias cristianas como San Juan Bautista o la procesión de la Divina Pastora, extraordinaria expresión de fe que se realiza cada año en Barquisimeto.
Aunque algunos autores han constatado que la práctica del culto corresponde a los sectores más desposeídos de la población, esta aseveración ha sido declarada como falsa por muchos estudiosos del tema. Pollak-Eltz señala la participación en el culto de creyentes de diferentes extracciones de clases y niveles de instrucción. Esta característica fue observada personalmente durante la presente investigación, cuando se visitaron los centros espirituales. Los consultados corresponden a diferentes sectores sociales y profesionales, lo que importa parece ser la necesidad de cura o ayuda espiritual, la cual es común para todos los seres humanos.
Maria Lionza
La montaña de Sorte, ubicada cerca de Chivacoa, en el estado Yaracuy, es uno de los lugares más visitados por los peregrinos durante la Semana Santa. Los devotos acuden allí con el fin de hacerle peticiones a María Lionza, las cuales pueden ir desde la cura de enfermedades y la solución de problemas de amor, hasta la obtención de riqueza o poder. Muchos de sus seguidores realizan rituales para que los ayuden en los juegos, luego le rinden homenaje como agradecimiento.
Los creyentes eligen un rincón en el bosque o un recodo en el río para construir un altar desde donde invocarla. Usualmente lo decoran con fotografías, figuras y estatuillas, vasos con ron o aguardiente, tabacos, cigarrillos en cruz, flores y frutos.
María Lionza, considerada en el mundo del espiritismo la reina de las cuarenta legiones, formadas por diez mil espíritus cada una, es quien preside el altar. Junto a ella se coloca a Guaicaipuro, cacique que luchó valientemente contra los conquistadores españoles en el valle de Caracas y líder de la Corte Indígena; y a Negro Primero, el único negro con rango de oficial en el ejército de Bolívar, quien dirige la Corte Negra.
Se le suele representar como una bella señora vestida con un manto azul, plumas de colores y joyas, sentada sobre grandes boas o dantas y acompañada de pumas, jaguares o chivos. La leyenda señala que María Lionza manifiesta su presencia a través de una mariposa azul.
Nace una leyenda
El culto a María Lionza se remonta al siglo XV, antes de la llegada de los españoles a Venezuela. Para ese entonces, los indígenas que habitaban el territorio que actualmente conforma el estado Yaracuy, veneraban a Yara, diosa de la naturaleza y del amor. La tradición popular la describe como una hermosa mujer de ojos verdes, pestañas largas, amplias caderas y cabello liso adornado por tres flores abiertas. Se dice que olía a orquídeas y era de sonrisa dulce y voz suave. Cuentan que tenía la capacidad de comunicarse con los animales.
Según la leyenda, Yara era una princesa indígena, que fue raptada por una enorme anaconda que se enamoró de ella. Cuando los espíritus de la montaña se enteraron de lo sucedido, decidieron castigar a la serpiente haciendo que se hinchara hasta que reventara y muriera. Luego nombraron a Yara dueña de las lagunas, ríos y cascadas, madre protectora de la naturaleza y reina del amor.
De hecho, hay quienes afirman que el vocablo Yaracuy significa "lugar de Yara".
La leyenda de Yara sobrevivió a la conquista española, sufriendo algunas modificaciones. Así fue como tomó el nombre católico de Nuestra Señora María de la Onza del Prado de Talavera de Nivar; denominación que con el paso del tiempo se convertiría en María de la Onza o María Lionza.
En 1953, por mandato del general Marcos Pérez Jiménez, se erigió en la autopista Francisco Fajardo, cerca de la entrada de la Universidad Central de Venezuela, una estatua de María Lionza montada sobre una danta, obra del escultor Alejandro Colina.
El culto a María Lionza se ha nutrido de la cultura europea, asiática y africana, conformando un ritual que entremezcla a santos con personajes de la cultura popular venezolana y héroes históricos.
Maria Lionza fue una doncella Nívar, hija encantada de un poderoso cacique de Nirgua. El Chamán de la aldea había predicho que cuando naciera una niña de ojos extraños, ojos color verde agua, había que sacrificarla y ofrendarla al Dueño de Agua, al Gran Anaconda por que si no vendría la ruina perpetua y la extinción de los Nívar. Pero su padre fue incapaz de hacerlo. Y escondió a la niña en una cueva de la montaña, con 22 guerreros que la vigilaban e impedían su salida. Ella tenia prohibido verse en los espejos de agua. Pero un día una fuerza misteriosa adormeció a los guardianes y la bella joven salio de la cueva y camino hasta el lago, descubriendo su propio reflejo en el agua. Ella estaba encantada con su visión. Así despertó al Dueño de Agua al Gran Anaconda, quien emergió de las profundidades, enamorándose de ella y atrayéndola hacia si. En el lago Maria Lionza y la poderosa serpiente celebraron una comunión espiritual y mística. cuando su padre descubrió la unión, intento separarlos. Entonces la Anaconda creció se hizo enorme y estallo provocando una gran inundación que arrasó con la aldea y su gente. Desde ese día Maria Lionza se volvió la Diosa protectora de las Aguas Dulces, Los Bosques y Los Animales Silvestres
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