jueves, 15 de mayo de 2014

Fantasmas de la ciudad



Los dos grandes cementerios de la ciudad –Recoleta y Chacarita– también tienen a una misteriosa «Dama de blanco». 

Pero en Chacarita existe la creencia de que esta mujer espectral consigue atraer a los incautos para que la acompañen al interior del gigantesco camposanto y allí acabar con sus vidas. Las guías turísticas de Buenos Aires destacan como punto de visita la «Torre Fantasma», en el barrio de la Boca. 

La leyenda sostiene que su inquilina, una pintora de nombre Clementina, residía en aquella torre en compañía de tres pequeños duendes. Muchos vecinos, al pasar por Almirante Brown, entre Wenceslao Villafañe y Benito Pérez Galdós, se persignan ante la posibilidad de que se les aparezca Clementina. Completan el mapa de apariciones las embajadas de Alemania y Perú. 

En esta última, ubicada sobre la Avenida del Libertador, se oyen ruidos de los muebles que se mueven solos en el altillo. La embajada alemana está cerca de la iglesia de San Benito y es famosa porque en sus jardines rondan luces misteriosas y extraños movimientos. 

 Pero tal vez el fantasma más original es el de una planchadora degollada por su novio. Sobre todo porque se aparece en una plaza muy frecuentada, junto a un solar conocido como parque Lezica, que se encuentra en la avenida Rivadavia. Los vecinos del barrio Caballito aseguran haberla visto en el parque, con su plancha en la mano y sin cabeza.

Los fantasmas del museo



 La barranca de Suipacha, entre Arroyo y Avenida del Libertador, estaría encantada. En el siglo XVII, en ese solar funcionaba una compañía importadora de esclavos. Hoy, aquellas víctimas serían almas en pena que aparecen por el Palacio Noel, residencia construida en 1920 donde funciona desde 1937 el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco.

 Siempre pasaron cosas raras en esa cuadra y, más aún, en la hermosa y escalofriante propiedad. Los testigos no son las malas lenguas, sino figuras de la política y la cultura mundial. En 1928, el entonces presidente de Estados Unidos Herbert Hoover fue alojado en la residencia y declaró haber escuchado lamentos durante la noche.

 Los miembros de su comitiva juraron haber visto una figura que paseaba cerca del aljibe. Corrían los años ’40 cuando el poeta Oliverio Girondo y su esposa, Norah Lange, que vivían en la casa de al lado, contaban anécdotas de presencias extrañas. Cuando iba Manuel Mujica Lainez, nunca quería quedarse solo. En enero de 1989, el Ballet Hispania de Graciela Ríos Sáiz ensayaba en el patio cuando apareció una figura femenina que de pronto se desvaneció. Muchos aseguran haber hablado con un fantasma que se describe como una joven de 17 años muerta de tuberculosis que vivió en el lugar cuando el terreno pertenecía a la parroquia del Socorro, a inicios del siglo XIX. Escalofrío de por medio, su existencia consta en actas. Se cree que en el museo habitan los espíritus de quienes fueron dueños de los objetos expuestos y se cuentan diversas historias, pero las autoridades prefieren enfocarse en la calidad de sus muestras, que también es innegable.

Durante enero y febrero se puede visitar la colección permanente, que cuenta con platería de Potosí, figuras jesuíticas y arte decorativo peruano entre otras maravillas que brindan un panorama de los ámbitos culturales sudamericanos. Los visitantes pueden disfrutar, además, de los amplios jardines. Si se animan.

El Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco queda en Suipacha 1422 y está abierto de martes a viernes de 14 a 19 hs. y los sábados, domingos y feriados desde las 11.

Fantasmas y leyendas





 “El Quemadito es el primer santo popular argentino y sólo una cruz de madera con un tarrito de hojalata le hace homenaje en Catamarca”, asegura Luciano Saracino en su libro Guía de la América misteriosa, que desgrana creencias populares del imaginario colectivo del continente americano.

“No hay nada más antiguo que la fascinación por lo que no podemos entender. Y no hay nada más moderno tampoco”, indica el autor en la presentación de su obra. Saracino es un amante de los viajes y la escritura y es por eso que combinó sus dos pasiones en una veintena de libros traducidos a varios idiomas en los que cuenta lo que fue viviendo en distintos lugares.

“Antes viajaba para escribir y ahora escribo para viajar”, asegura el escritor. “Cuando era más joven me calzaba la mochila y las botas cada vez que tenía alguna excusa y viajaba por América latina porque es un territorio muy interesante”, explica, y precisa:

“En esta obra el viajero puede encontrar, al igual que las clásicas guías de turismo, qué historias relata la gente en cada uno de los rincones que recorrí, entre otras rarezas”.

“En la Argentina nos encontramos con santitos populares (que en vida fueron anarquistas o esposas de presidentes, cantantes de cumbia o víctimas inocentes), la mayoría alcanzados por una muerte trágica y venerados por los más diversos estratos sociales, mezclados de una manera armoniosa con un batallón de fantasmas ciudadanos y rurales, aparecidas y hasta platos volares”, detalla.

 En Buenos Aires y sus alrededores también hay historias por contar. La de Felicitas Guerrero que tiene su iglesia en el barrio de Barracas, el Golem de Once que hace las veces de justiciero, los objetos malditos del Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco y los fantasmas que habitan la isla Martín García son algunos de los mitos por los que transita el autor en su libro. Historias inquietantes, de distintos puntos del país, también son descritas por Saracino en esta obra editada por Kier.

Sus páginas cuentan sobre la hamaca que se mueve en la localidad santafesina de Firmat, los platos voladores de Córdoba o el alma de los caudillos fusilados del Litoral. Cruzando el charco, ya en tierras orientales, aparecen leyendas como las sirenas del río Uruguay o la “La casa de la degollada”, donde vivieron una historia de amor un potentado y una bella mujer veinte años menor que él. Un día la dama desapareció y se dijo que había viajado a Europa, a donde la siguió su esposo.
 Pero en la casa se empezaron a escuchar gritos escalofriantes y los empleados que quedaron en ella murieron uno tras otro. Años después el cuerpo de la mujer se encontró lapidado tras una falsa pared, ahondando el misterio.

 Pero éstos no son los únicos fantasmas de nuestra América. En el museo de Lora, en Chile, está el hombre alto que espanta a los visitantes hasta tirándoles del pelo, hay duendes que pellizcan a quienes caminan por la calle en Bolivia y hasta un centro energético denominado “Un altar con sangres frescas” en México, entre otros ejemplos incluidos en este libro lleno de misterios de nuestro continente.

Curandero


Imagen ArteMaya


 El curanderismo es una parte importante de la tradición latinoamericana de la curación folklórica que incorpora el uso de hierbas, masajes y rituales al igual que el espiritualismo y misticismo, en sus prácticas. Se cree que los curanderos tienen un don divino para curar, el don de Dios. La teoría motora detrás de esta práctica es que Dios puso en la tierra hierbas curativas, después seleccionó ciertas personas para canalizar Su gracia curativa. Los curanderos creen que la recuperación del paciente depende totalmente del deseo de Dios.

Hay tres tipos de curanderos: el yerbero, la partera y el sobador.

 Principios Básicos del Curanderismo

 *Sobrenatural: Algunas enfermedades son naturales (más densas)(diabetes), mientras que otras son sobrenaturales (más sutiles) (el mal de ojo), sin embargo, todas las curas se realizan a través de métodos sobrenaturales. (sutiles)

*Balance: La salud depende de un equilibrio entre lo frío y lo caliente. Las enfermedades, la comida, las etapas de la vida y las medicinas se caracterizan por su grado de calor. (Esta creencia es similar al concepto que se encuentra detrás de las dietas macrobióticas). Para restaurar el equilibrio, las enfermedades "calientes" son tratadas con remedios "fríos", y viceversa. Por ejemplo, la hipertensión es una enfermedad "caliente", causada principalmente por los corajes o sustos. Los remedios fríos como los plátanos y el jugo de limón se utilizan para curar la enfermedad, como también los tés de tila.

 * Las enfermedades se clasifican de la siguiente manera: - Naturales: principalmente causadas por la falta de equilibrio. Se utilizan hierbas y limpias como tratamientos primarios, al igual que una dieta recomendada para el paciente. - Sobrenaturales: causadas por uno mismo, por un desequilibrio espiritual. La forma más usual del tratamiento es intentar regresar el alma y sacar el mal sobando un huevo sobre el cuerpo del paciente. El huevo toma la mala energía, la cual es eliminada cuando el huevo se rompe. 

 Las dolencias sobrenaturales debido a la brujería son los aspectos más sensacionales del trabajo del curandero. Una vez que éste atribuye la enfermedad a algún tipo de hechizo, deberá determinar que tipo de brujería debe utilizarse para contrarrestarlo. Los tratamientos incluyen eliminar el hechizo, o en algunos casos extremos, atrapar y matar a la bruja responsable de éste. (Mientras que algunas fuentes del curanderismo piensan que estas causas sobrenaturales son producto de la brujería, es importante tomar en cuenta que otras fuentes creen que no es una manifestación de la brujería).

El quemadito


 

En la memoria de muchos pueblos argentinos quedan aún los recuerdos de numerosos santos paganos que, si bien actualmente no tienen tantos seguidores, fueron objeto de gran devoción. “El Quemadito”, en la provincia de Catamarca, es un santo popular que nace a principios del siglo XIX en medio de los enfrentamientos entre unitarios y federales, y que hace referencia a José Carrizo, un prisionero que fue arrojado vivo a la hoguera en una zona del antiguo Camino Real, donde fue colocada una cruz y los lugareños lo convirtieron en altar. La historia comienza después de la derrota de Oncativo cuando los unitarios asumen el poder en Catamarca y persiguen a los federales. 

En esas circunstancias hacen prisionero a José Carrizo y lo acusan de ser espía del General Quiroga. Se lo arrojó vivo a una hoguera, muriendo quemado. 

Se supone que este hecho tuvo lugar en el antiguo camino real entre Miraflores (Capallán) y Huillapima, y allí se erigió una cruz de madera clavada en el tronco de un quebracho que se conoció como "la Cruz del Quemadito". 

Frente a esta cruz los lugareños rezaban y prendían velas pidiéndole, sobre todo, hallar sus animales.

lunes, 14 de abril de 2014

Ruego a Santa Marta Dominadora

 




Santa Marta La Dominadora, 
haz que la culebra no decienda ahora.
Salve La Morocha,
Salve La Morena,
Dios Salve a la Morocha,
Dios Salve a la Morena,
Santa Marta la Dominadora.




"Oh Santito de las Pampas injustamente humillado levantaté de tu tumba lejana y compadece ante mí para que pueda pedirte lo que se deseo. Yo te prometo a cambio ser generoso y solidario con quiénes más lo necesitan. Amén"


“En los Esteros del Iberá se cuenta la historia de este Santito… dicen los lugareños que hace 150 años aproximadamente, había una prisión en donde estaban los leprosos. Por miedo al contagio, los tenían alejados de los otros reclusos. En el pueblo había un médico brujo, unos dicen que fue un monje Franciscano o un monje Jesuita, que cuando desde España los expulsaron de la zona, él se quedó en el lugar para ayudar a los indígenas. Este brujo tenía poder para curar, con yuyos, curaciones “de palabra” y con oraciones, también les daba un agua curativa y entraba en la celda de los leprosos a ofrecerles agua. Este monje a toda la comunidad le daba su ayuda para curar males del cuerpo y males espirituales, sacar “algún daño”, o curar el “ojeo”. Cuentan también que el brujo se hacía de tiempo para ir hasta la orilla del río y sentado bajo un árbol ponerse en cuclillas a meditar mirando correr el agua. Hasta que llegaron al lugar los sacerdotes cristianos, que volvían a retomar lo que empezaron los misioneros de antes. Estos sacerdotes al enterarse de la presencia del brujo, junto con las autoridades lo pusieron preso y lo encerraron en la celda con los leprosos. No puso resistencia se dejó que lo encierren, pero protestó haciendo ayuno de pie, apoyado en un bastón, hasta que la muerte le llegó. Dicen que nadie se había dado cuenta de su muerte hasta luego de un tiempo abrieron la puerta de su celda y lo encontraron muerto, de pie con su túnica negra, apoyado en su bastón, sus carnes estaban consumidas, era solo su esqueleto cubierto por la piel”. De acuerdo con los actores sociales, el apodo de Señor de la Muerte se debería a que el monje se ocupaba de las personas con lepra, que en esa época no tenía cura y era una sentencia de muerte. Por otro lado, El Gauchito Gil, cuyo nombre cuentan los entrevistados habría sido Antonio Gil, es un santo canonizado por el pueblo, que vivió alrededor de 1830 a 1870 en Mercedes, provincia de Corrientes. El contexto histórico en el cual se produce su aparición, hace referencia a tiempos en que el escenario político se encuentra cargado de constantes luchas entre los caudillos de las provincias del Litoral Argentino y el gobierno de Rosas, que detentaba un poder central y hegemónico en Buenos Aires, al que se oponían los habitantes del interior del país. Asimismo, en Corrientes el enfrentamiento civil se da en un marco de bipartidismo en el que dos organizaciones antagónicas, Colorados o Autonomistas y Celestes o Liberales pugnaban por el poder político provincial. Finalmente, cabe señalar que el rol de Corrientes fue central en cuanto al estacionamiento y organización de tropas en relación con la guerra de la Triple Alianza, que culminó con la derrota del mariscal López, presidente del Paraguay. Mientras que el conflicto entre Buenos Aires y la Confederación se resuelve en la batalla de Pavón, después de la cual Mitre logra el apoyo del litoral y asume el poder ejecutivo. En estas instancias (1862- 1880) comienza a gestarse y consolidarse la unidad nacional y se dan los últimos intentos de resistencia por parte de los Caudillos del interior a la política de Buenos Aires, el riojano Chaco Peñalosa, lleva a cabo un levantamiento que fue sofocado por Mitre en 1863 y otro intento fue el de Felipe Varela 1866, derrotado por lideres santiagueños aliados a Mitre (Salvatore, 1998). Entre los informantes calificados que se entrevistaron en el santuario seleccionamos el relato de Vilma, vendedora de velas en un puesto del lugar, quien nos cuenta: “Antonio Gil, se enamoró de Doña Estrella Miraflores, dueña de una estancia donde trabajaba la madre de Gil, un policía de la zona que también pretendía a la viuda, comenzó a perseguirlo hasta que finalmente se trenzaron en una pelea. La leyenda da cuenta que El Gauchito dominó al policía con su mirada y teniendo la posibilidad de matarlo no lo hizo, a partir de ahí, comienza su vida fuera de la ley, acusado de atentar contra la autoridad. Encontrándose prófugo, cuando volvió a su lugar de origen después de las guerras civiles, fue reclutado por el jefe militar de la zona para luchar contra los federales. En Los Palmares, el Gauchito Gil tuvo un sueño en el que se le aparecía el Dios Guaraní Ñandeyara, diciéndole: "No quieras derramar la sangre de tus semejantes". Ese día desapareció del campamento y se convirtió en desertor. Perseguido por la autoridad, anduvo por los montes y formó una banda de cuatreros. Se corrió la voz de que despojaba a los ricos para repartir entre los pobres. Una tarde, estaba descansando cuando él y quienes lo acompañaban, fueron sorprendidos por el ejército, sus compañeros fueron abatidos a trabucazos en el momento y se cuenta que a él lo salvó un amuleto de San La Muerte que llevaba al cuello colgado de una cadena. En ese momento se entregó para evitar derramar más sangre siendo conducido ante el coronel que lo había reclutado y éste le propuso eximirlo de su castigo si se reincorporaba a sus filas, al negarse lo enviaron a Goya para ser juzgado y condenado a la pena de muerte. El 8 de Enero de 1874, a pocos kilómetros de Mercedes, la partida que lo conducía para ser juzgado se apartó del camino y fue colgado de un árbol de algarrobo por los pies para evitar el poder de su mirada, Gil antes de morir anunció que el coronel lo tenía en aprecio y que estaban cometiendo un error si lo mataban y dijo al sargento a cargo que pronto uno de sus hijos enfermaría gravemente, al terminar sus palabras lo degollaron y murió. Después de este momento sus matadores regresaron a Mercedes y se enteraron de la verdad de las palabras de Gil. El sargento recordó sus palabras y solicitó permiso para visitar a su familia; al llegar a su propia casa recibió la noticia de que su hijo estaba gravemente enfermo, con fiebre altísima y sin salvación. De rodillas le pidió al Gauchito que intercediera ante Dios para salvar la vida de su niño y le suplicó perdón por sus actos. A la madrugada el milagro había sido concedido y el sargento lleno de alegría construyó con sus propias manos una cruz con ramas de ñandubay y se dirigió caminando hasta el lugar donde había matado a Gil”. Desde ese momento y hasta hoy se hace un alto en el camino para pedir y dar gracias a Dios, por su intermedio. Los peregrinos y devotos desde entonces son cada vez más numerosos, miles de personas se acercan a visitar al santo, a tocar su Cruz de madera, prenderle una vela colorada o plantar una bandera colorada con los nombres de las personas a las que se le pide que proteja o para dar testimonio del milagro realizado por el Gauchito. En ese mismo lugar sus milagros empezaron a sucederse y la gente que ya creía en él como en una buena persona, sensible, afanoso por lograr la justicia en sus actos e inspirarla en los ajenos, amante de la libertad y de la vida, orgulloso de su estirpe y su tierra, de su gauchaje, aquel del que era parte, dolida por su asesinato lo acompañó y vio con asombro y devoción que su gracia estaba con ellos. Los pedidos se acumularon y las bendiciones y milagros comenzaron a llegar. Su fe se extendió ya no sólo en Mercedes que fue su cuna, su nombre y sus colores acercan la fe en un culto sin fronteras (Pascuchelli y Funes, 2007). La descripción que se hace en el relato denota que Gil era en vida un hombre santo, en tanto recibe indicaciones de la deidad sobre la conducta que debe asumir, supera la muerte bajo la protección de la imagen del Señor de la Muerte, otro hombre santo, posee un poder especial en la mirada que le permite dominar a sus contendientes y detenta la capacidad de clarividencia que le permite anunciar el aprecio que sentía por él el jefe miliar que había ordenado su traslado a Goya, la enfermedad que padecería uno de los hijos de su verdugo, así como el carácter de error con que sería juzgado su asesinato. Ni bien muere, concreta su primer milagro, curando al niño cuyo grave padecimiento había predicho. Convirtiéndose este episodio en el modelo arquetípico de la relación que el Santo popular mantendría con los hombres tras su muerte transformado ya en personaje mítico. Fuente :mariangeles fones

domingo, 13 de abril de 2014

Santa Marta Filomena Lubana.


Viene de la Serpiente que creo al mundo es la que limpia el ambiente y se enrosca alrededor de las personas para limpiar su aura.
La Metresa Lubana no es de hablar mucho generalmente se comunica con sus hijos en la mente o en sueños.
Se le prenden velas verdes, moradas, negras y rojo obscuro, sus ofrendas se le ponen en el piso ya que por ser una serpiente es ahí donde la recibe.
 Se le ofrendan granos de café con huevos enteros (de los de la cáscara marrón) y se le echa miel por encima, se le pone una malta con una vela encendida en la tapa, café negro con azúcar esto se le ofrece los lunes o martes.
También se le pone harina de maíz dulce con mucha canela su día de fiesta es el 29 de julio.
 Su habilidad es la de dominar a cualquiera que se lo quiera hacer. Esta metresa pertenece a la división negra.
Trabaja mucho con Dambalah (San patricio) y el Barón del Cementerio.
Sus cosas se le ponen en número de 5 ya que ella domina los 5 sentidos del cuerpo.
Se le prenden lámparas de miel y aceite en mitades , se le ponen 5 lamparitas de estas y en el centro una harina de maíz dulce con canela para hacerle peticiones, esto luego se lleva al río y ahí se deposita para que ella siga trabajando la situación desde ahí.
Cuando se tiene situación con alguien o se le desea mantener tranquila a la persona por algo que le hizo a uno, se consigue una penca de tuna y se raja en dos dentro en centro se le pone el nombre de la persona con un poco de sal en grano y se envuelve en tela verde.
Se le prende una vela  y al termino de 5 días se entierra esto en la orilla de un río.
Es muy efectiva para trabajos sentimentales pero hay cumplirle con lo se le ofrece por que se molesta y le quita todo a uno.

SANTA MARTA DOMINADORA


Tu que dominas todos los corazones, domina el corazón de ...(Nombre de la persona)
Con el poder infinito que tuvo Santa Marta para amansar al dragón, así yo quiero que amarres a ...(Nombre de la persona).
Oh! Espíritu Dominante! Con tu divino poder que Dios te ha dado haz que ...(Nombre de la persona)
 sea dominado en cuerpo y alma por mí, que mi presencia le haga falta donde este, que no pueda estar tranquilo sin mí.
Espíritu Dominante, domina mis enemigos, con tu divino poder que Dios te ha dado.
Amen.

Se reza 9 Ave Maria y 1 Gloria al Padre durante 9 días y luego al noveno día simplemente compartes la oración con otra persona a quien creas que le puede servir y espera a haber lo que pasa al 4to día de haberla compartido.

Reza con mucha fe!

Corderito Manso para amarrar



 Oraciòn del corderito manso para amarrar

Yo te conjuro ...... (Decir el Nombre)

En el nombre de María y Jose, con este conjuro te reconjuro para que vengas a mi como manso cordero y lleno de amor y atención hacia mi,
 criatura de Dios para que solo pienses en mi...
 y lo hagas lleno de amor,
 yo te conjuro hombre mío en el nombre del espíritu de dominio,
 te conjuro tus cinco sentidos tu juicio,
 tu pensamiento, tu voluntad haz que ...................
Quede dominado en el presente,
 en el futuro,
que cuando yo lo vea,
 el me vea,
 cuando yo lo oiga el me oiga,


 cuando yo lo mire el me mire,
 cuando yo lo toque el me toque,
cuando yo suspire el suspire,
así sus cinco sentidos estarán
atados a mi en un mismo pensamiento
 por Dios y la misma naturaleza amen.
Rezar un Padre Nuestro

La pachamama


El término Pachamama se traduce al castellano como Madre Tierra, puesto que pacha es una palabra quechua y aimara que en español significa tierra, cosmos, universo, tiempo, espacio y mama quiere decir madre. El concepto de Pachamama guarda una directa relación con la riqueza agraria, ya que la economía de los pueblos originarios se basa en la producción agrícola.

No obstante, la mayor parte de la población urbana en Bolivia es indígena, (principalmente aimara y quechua) y tanto sus costumbres, como sus creencias mantienen vigencia en la sociedad moderna. Sin embargo sufrieron algunas alteraciones, al sincretizarse con la fe católica. Incluso, en algunas ceremonias, se adora a la Pachamama a través de la Virgen María. Esta simbiosis se puede ver claramente en el cuadro “La Virgen del Cerro”, donde se observa que la Madre Tierra, representada por el cerro, además de ser la falda de la Virgen María queda por encima de la misma.

 La Pachamama es la máxima divinidad de los pueblos andinos, ya que además de brindar protección, alude a la fertilidad, a la abundancia, a lo femenino, a la generosidad, a la madurez de los cultivos, etc. Igualmente, en las reuniones sociales, es muy habitual que la Pachamama reciba los primeros tragos de cerveza, ya que los creyentes antes de llevarse el primer sorbo a la boca, dejan caer unos chorros sobre la tierra, a modo de agradecer y alimentar a la Pachamama.
En la cultura aimara, una de las ofrendas más comunes para la Pachamama es el feto de llama, que una vez disecado es enterrado bajo la obra gruesa de una construcción o en los cultivos, durante el mes de agosto, a fin de atraer fortuna, bienestar y alejar las malas energías. En la cultura andina, la Pachama es la diosa protectora de todos los bienes materiales y, a la vez, domina el universo de lo espiritual. Por ello, simboliza al entorno del ser humano en su totalidad. En consecuencia, los que creen en ella deben mantener una relación de equilibrio y reciprocidad con la misma.

La llorona




Hay dos versiones sobre la llorona:
1)De los campos a las ciudades emigran muchas jovencitas en busca de su sueño, de estudios y de tener mejores trajes y dinero para ayudar a sus familias. Esta como muchas llegó a la ciudad y se empleo en casa de ricos, enamorándose de su hijo el cual cruelmente la dejó embarazada y luego la despidió de su trabajo. No habiendo más que hacer, se devolvió a su casa escondiendo su hijo bajo su delantal, lo cual no logró por mucho tiempo, su familia, apegada al cristianismo, comenzó a decirle su error a todas horas, creándole gran angustia. Una noche bajo un gran aguacero corrió hacia el río y pariéndolo lo lanzó a la corriente, al ver lo que había hecho se lanzó detrás del niño gritando y llorando. Todavía en las noches de luna después de una creciente se oye el llanto de esta mujer, y se puede verle tras el rayo de luna en el agua del río, tratando de alcanzar a su hijo. Dicen que el señor en su gran misericordia tendrá compasión de ella y que algún día lo alcanzará, volverá a la vida y será un gran hombre revolucionario de la sociedad.

2)En las altas horas de la noche, cuando todo parece dormido y sólo se escuchan los gritos rudos con que los boyeros avivan la marcha lenta de sus animales, dicen los campesinos que allá, por el río, alejándose y acercándose con intervalos, deteniéndose en los frescos remansos que sirven de aguada a los bueyes y caballos de las cercanías, una voz lastimera llama la atención de los viajeros. Es una voz de mujer que solloza, que vaga por las márgenes del río buscando algo, algo que ha perdido y que no hallará jamás. Atemoriza a los chicuelos que han oído, contada por los labios marchitos de la abuela, la historia enternecedora de aquella mujer que vive en los potreros, interrumpiendo el silencio de la noche con su gemido eterno. Era una pobre campesina cuya adolescencia se había deslizado en medio de la tranquilidad escuchando con agrado los pajarillos que se columpiaban alegres en las ramas de los higuerones. Abandonaba su lecho cuando el canto del gallo anunciaba la aurora, y se dirigía hacia el río a traer agua con sus tinajas de barro, despertando, al pasar, a las vacas que descansaban en el camino. Era feliz amando la naturaleza; pero una vez que llegó a la hacienda de la familia del patrón en la época de verano, la hermosa campesina pudo observar el lujo y la coquetería de las señoritas que venían de San José. Hizo la comparación entre los encantos de aquellas mujeres y los suyos; vio que su cuerpo era tan cimbreante como el de ellas, que poseían una bonita cara, una sonrisa trastornadora, y se dedicó a imitarías. Como era hacendosa, la patrona la tomó a su servicio y la trajo a la capital donde, al poco tiempo, fue corrompida por sus compañeras y los grandes vicios que se tienen en las capitales, y el grado de libertinaje en el que son absorbidas por las metrópolis. Fue seducida por un jovencito de esos que en los salones se dan tono con su cultura y que, con frecuencia, amanecen completamente ebrios en las casas de tolerancia. Cuando sintió que iba a ser madre, se retiró “de la capital y volvió a la casa paterna. A escondidas de su familia dio a luz a una preciosa niñita que arrojó enseguida al sitio en donde el río era mas profundo, en un momento de incapacidad y temor a enfrentar a un padre o una sociedad que actuó de esa forma. Después se volvió loca y, según los campesinos, el arrepentimiento la hace vagar ahora por las orillas de los riachuelos buscando siempre el cadáver de su hija que no volverá a encontrar. Esta triste leyenda que, día a día la vemos con más frecuencia que ayer, debido al crecimiento de la sociedad, de que ya no son los ríos, sino las letrinas y tanques sépticos donde el respeto por la vida ha pasado a otro plano, nos lleva a pensar que estamos obligados a educar más a nuestros hijos e hijas, para evitar lamentarnos y ser más consecuentes con lo que nos rodea. De entonces acá, oye el viajero a la orilla de los ríos, cuando en callada noche atraviesa el bosque, aves quejumbrosos, desgarradores y terribles que paralizan la sangre. Es la Llorona que busca a su hija…

Gauchito Gil

La maldicion del Gauchito Gil

Machera el santo malandro

Maria Lionza