domingo, 12 de septiembre de 2010

Rodrigo Alejandro Bueno





Rodrigo Alejandro Bueno había nacido en Córdoba el 25 de mayo de 1973. A los 13 años abandonó la escuela primaria para dedicarse a la música. Admirador de Carlos “la Mona” Jiménez y de la música cuartetera cordobesa, comenzó como cantante del grupo Mantonegro y a los 17 años se traslada a Buenos Aires para seguir con su carrera como solista. Transitó varios géneros musicales: melódico, baladas, salsas hasta que con su disco "Lo mejor del amor" retorna al cuarteto con temas que él mismo componía. Hacia 1997 realizaba numerosas y discretas presentaciones en el circuito de la bailanta cordobesa, vendiendo entre 600 y 1000 placas mensuales.
La explosión se produjo en Buenos Aires en 1999: la imagen de Rodrigo, como un torbellino, apareció con las tapas de revistas y los programas de televisión.


El joven cuartetero batía récords de ventas, sus shows desbordaban de fans (entre ellos 13 presentaciones en el Estadio Luna Park) y sus temas eran cantados por miles de jóvenes. Los medios se ocupaban de sus romances, incentivaban rivalidades con la Mona Jiménez e impulsaban a la madre de Rodrigo, Beatriz Olave, a demostrar sus dotes artísticas. Los periodistas lo seguían en sus vacaciones por Miami, en su visita a Maradona a Cuba y lo reunían con actrices famosas para sesiones de fotos. En sólo ocho meses su vida se transformó radicalmente envolviéndolo en una vorágine de halagos, fama y dinero.


En la madrugada del 24 de junio de 2000 cuando regresaba de dar un recital en City Bell, su camioneta chocó contra el guardarrail y volcó en la Autopista La Plata-Buenos Aires. Rodrigo y Fernando Olmedo, hijo del popular cómico, salieron despedidos del auto y murieron al impactar contra el asfalto. El cantante tenía 27 años. Falleciò el mismo dia que Gardel.



El césped, al costado del lugar del accidente en el km 26 de la Autopista La Plata-Buenos Aires, se convirtió en un santuario. Una gran cruz con su nombre acompañada de más de treinta cruces de diversos tamaños, cientos de cartas, carteles, banderas, botellas y latas llenas de cerveza, velas rojas y blancas, instrumentos musicales y cajitas de compacts y cassettes, son las primeras manifestaciones del culto que se inicia.

Los seguidores llegan a cualquier hora, en auto, a pie, en bicicleta y en combis que anuncian con carteles "vamos al Santuario de Rodrigo". Hay gente que quiere besar el asfalto y cruzan peligrosamente la ruta.



El intendente de Berazategui dispuso hacer un monolito recordatorio al que se sumará un escenario -estilo anfiteatro- donde se harán recitales. Estará ubicado a 400 m de la autopista al que se accederá por un camino colector sin pagar peaje. Será una obra en hormigón armado celeste (color de la camiseta de su equipo de fútbol Belgrano de Córdoba), tendrá una estrella calada, una placa recordatoria y un receptáculo con vidrios blindados que guardará alguna pertenencia que dará la familia de Rodrigo. También el intendente decidió donar un lugar para hacer un museo.





El camino fue abierto por Gilda, camino en el que transitan los "elegidos por Dios", los "ídolos cuya misión divina es traer alegría a la tierra" y que Dios se los lleva jóvenes para que en el cielo se transformen en Angeles Protectores. Este es el sentimiento de la gente que movida por legítimo dolor y por necesidad de consuelo se acercan al Santuario de Rodrigo con pedidos fundamentalmente de trabajo y salud.

Rodrigo le canta a las madres


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